Es un título un tanto grosero, pero busca adaptarse al nuevo lenguaje guarango que busca imponer el “trumpismo-mileísmo”. Ese título refleja el resultado preliminar de un sondeo de este servicio a directivos de PR y Public Affairs en la Argentina con varias preguntas sobre la “ola anti diversidad” que busca imponer a nivel mundial el gobierno de Donald Trump, que decretó que las políticas de diversidad no solo serán consideradas una “criminal offense” (delito) en el gobierno federal, sino que escandalosamente extendió esa medida a las corporaciones privadas.
No solo la universidad de Harvard, sinónimo de prestigio académico y científico, decidió desafiar a Trump advirtiendo que no dará marcha atrás en sus políticas de admisión que promueven la diversidad y la inclusión -lo que desde el gobierno de Trump consideran una discriminación hacia los blancos. A Harvard le está costando miles de millones de dólares en aportes del gobierno de Washington rebelarse al dictado anti-inclusión.
También el gobierno de Francia dijo “basta”, cuando una ministra del gobierno de Emmanuel Macron le reclamó a Estados Unidos que “deje de interferir” en las empresas francesas, que habían recibido una insólita carta de un funcionario de la embajada estadounidense en Paris reclamándoles a las corporaciones de capitales franceses que firmen el conforme a una carta que les exigía cumplimiento del decreto de Trump que obliga a desmantelar toda política de inclusión y diversidad.
La insólita misiva amenazaba con consecuencias en la contratación de esas empresas o compras de sus productos por parte del gobierno norteamericano si no cumplían aun fuera de los Estados Unidos con las exigencias anti-diversidad de Washington.
Aurore Bergé, la ministra francesa de Igualdad dijo que se trataba de una interferencia que buscaba imponer un “Diktat” y afirmó que “afortunadamente, muchas compañías francesas no piensan cambiar sus reglas”.
¿Qué pasa en la Argentina?
Una extensa encuesta busca sondear qué está pasando en las empresas en el país, teniendo en cuenta la gran afinidad que hay entre el presidente Javier Milei y Trump.
Aquí un adelanto: ven a Donald Trump después de 100 días de gestión “menos influyente de lo que amenazaba”.
No es inocua la avanzada de Trump contra las políticas de diversidad e inclusión, como va marcando la encuesta, pero hay un dato clave: el 47 por ciento coincide en que “hace cien días, la tendencia a que las empresas dieron marcha atrás en políticas ESG y DEI lucía más probable que lo que al final parece hoy”. El 41 por ciento no coincide y cree que Trump y USA siguen marcando la agenda en muchos países.
Qué pasó en el medio: en 100 días Trump contribuyó significativamente a quitarle a Estados Unidos buena parte del gran poder que ostentaba desde hacía más de 80 años: el dólar retrocedió, los rendimientos de los bonos del Tesoro subieron, las acciones entraron en un subibaja que le quita a Wall Street ese atractivo como resguardo de valor y faro financiero mundial a causa de la guerra de aranceles aduaneros que desató Trump y que ya está haciendo retroceder a la economía de ese país.
Todas las medidas que anunció Trump, por más que las pausara por 90 días, indican que la misión del gobierno del magnate inmobiliario es -algo así como- quitarle a Estados Unidos la hegemonía global.
Lo que están viendo los RR,PP. argentinos es que sin esa hegemonía global, la influencia para imponer modas de management de Estados Unidos a nivel mundial se retrae: las corporaciones de capitales europeos parecen resistir.
Habrá pronto más informaciones sobre esta tendencia.

Cien días después, Trump ladra mucho, pero ¿muerde?